San Isidro, Tuiteador

san_isidro

Maricón perdido

Yo hoy prefiero celebrar San Isidro más que cualquier otra cosa. Y no porque este santo me caiga especialmente bien. No está en mi ánimo hacer una loa del labrador como encomiable sujeto que trabajó de sol a sol para extraerle a la tierra sus frutos. He estado intentando documentarme sobre su vida y obra y he podido encontrar en el apartado “milagros”  que una vez le encontraron en su huerta con una legión de ángeles trabajando para él. Si eso no es dumping social, que baje dios y lo vea.

El verdadero motivo porque el que San Isidro me cae bien es que luce en sus estampas una linda barba y a mí me encanta el bello facial masculino.

Últimamente discrimino a las personas (no digamos ya a los santos) en función de criterios profundamente estúpidos que me hacen sentirme muy especial. Dado que amar es tan difícil en estos tiempos revueltos, ahora odio con auténtica furia y sin tino. ¡Qué dignificante es el odio!

Se cumplen dos años del 15M, esa revolución que se gestó en Internet, y yo celebro San Isidro con la bata puesta, comiendo Doritos y mirando tuiter. Hoy descanso porque mañana trabajo. Podría sentirme culpable. Sé que es lo que pretenden ELLOS. Que les de las gracias por el festivo.

Un espíritu recorre las calles, pero no es el de aquel ciudadanismo que predicaba cándidos eslóganes hace dos años un día de mayo.

Corren tiempos de ironía desatada, de autosuficiencia dañina y nada está peor visto entre la gente lista (la gente: todos esos hijos de puta que no son yo – los listos: todos los que leen, opinan, piensan, tuitean como yo. yo. YO) que caer en el lugar común. Como si los lugares comunes no fuesen infinitamente útiles para describir esas cosas que todos pensamos y a veces no sabemos expresar.

Hay algo que va mal, pero nadie sabe muy bien concretar qué es. Y los que podrían hacerlo, prefieren seguir con chascarrillos lacerantes. Internet, los medios de comunicación, son un espectacular derroche de inteligencia y talento puestos al servicio de nada. Nunca tantas palabras habían dicho tan poco. Ni tanta propaganda había suscitado tan poca acción.

“Corren tiempos” es una expresión cliché, sí.

Corren tiempos.
Raros.

Algunos, los que tenemos trabajo,

GRACIAS

GRACIAS

GRACIAS

seguimos saltando sobre la red del bienestar alegremente. Pero es una alegría siniestra. Y cada vez que saltamos, nos quedamos suspendidos en el aire con la sonrisa congelada. Cerramos los ojos y apretamos los dientes, fuerte, con la expresión del que espera una colleja, mientras rezamos para que en la bajada, esté todavía la red.

Muy cerca de mi casa, en la Plaza de San Bernardo, donde antes estaba la sede de La Casa de Asturias (1.000 metros cuadrados, SE ALQUILA, Teléfono 914567233) hay un campamento de hombres.

En pleno centro de Madrid, en plena calle, esos hombres duermen sobre colchones, en los bajos de un edificio brutalista y bello, de cuyos balcones cuelgan hiedras enredadas como lianas de la selva. Los hombres, morenos de la roña y encorvados de la vergüenza, parecen monos.

Qué imbéciles y qué limpios somos los listos, que tecleamos lamentos cínicos en forma de juegos de palabras sentados en el sofá de casa. Ahí nos tienes. Desde nuestro sillón para el mundo. Luchando como una legión de ángeles, cavando la huerta del ciberespacio.

This entry was posted in El patrón. Bookmark the permalink.

4 Responses to San Isidro, Tuiteador

  1. aries says:

    Magnífico, Reichel.

  2. mate says:

    ‘cos something is happening here and you don’t know what it is, do you, Mr.Jones?
    Enhorabuena Mylodón.

  3. trapalleira says:

    lo has conseguido decir

  4. SL says:

    Viva la madre que te parió.

Leave a reply to SL Cancel reply